El bienio 1992-1993 fue de una enorme violencia, y la gran crueldad deambuló por el mundo: aumentó en forma significativa la xenofobia y renació, asombrosamente, el nazismo. La corrupción siguió mostrando su descaro en sociedades hipotéticamente avanzadas. Los delicuentes se burlaron de la Justicia una y otra vez, sin Ley que los detuviera.
En oposición a los adelantos de la Ciencia, la Moral se repliega disminuida. Ante el abismo al que la humanidad se asoma cada vez que se corrompe, Marcos Aguinis rescata un elemento fundamental en la conformación de la estructura de las sociedades y del hombre: la Culpa. En este libro, que resultará escandaloso para muchos y abrirá un camino de reflexión a otros, pero que sin duda provocará el debate, habla la Culpa.
Con un arte sutil y brillante y un tono deliberadamente zalamero expone las razones por las cuales ha sido injustamente denostada -el psicoanálisis mal entendido ha tratado de erradicarla por negativa-, y nos prueba que si bien una culpa excesiva es intolerable, la ausencia de culpa es más peligrosa: hunde al hombre al nivel de la canalla. Los psicópatas, nos dice la Culpa, autores de los crímenes más aborrecibles, jamás sienten Culpa, no tienen Ley, no tienen memoria. Elogio de la culpa nos permite creer en un orden posible y apuesta a que la humanidad piense de nuevo y valorice un elemento que tiene siempre a mano y que debiera utilizar a su favor.